lunes, 26 de marzo de 2012

H

Le tengo un miedo terrible a mi nombre. Pudo haber sido cualquiera y tal vez sentiría lo mismo. 

No creo en el destino, pero hubo algo curioso cuando le tocó a mis padres elegir el nombre de su nuevo proyecto en pareja.
Mi padre trabajaba en la Ciudad y mi madre vivía todavía en Oaxaca, embarazada de mí. Cuando se  vieron y dijeron los nombres que habían contemplado para mí, de forma curiosa coincidieron en el mismo nombre. Mi mamá me quiso poner así porque se lo escucho a un músico de la región y le gustó como sonaba, a mi papá le gusto al saber el nombre de un ingeniero y político izquierdista. Así de fácil surgió mi nombre, no hay mas misticismo en él, salvo la coincidencia, y no le puedo ver mas profundidad que aquélla.

En las noches, antes de poderme quedar dormido, sufro una pequeña pesadilla sonora, mi imaginación me juega una mala pasada y hace que escuche mi nombre repetido por muchas voces, no voces diabólicas ni fantasmales, nada de eso, son unas voces mas terrenales que los cerros de mi pueblo. 
Sufro mi nombre pues no tiene mucho sentido para mi. Para los otros supongo que sí, es el objeto sonoro con el que me reconocen y me llaman, pero para mí mismo no lo repito pues si lo hago, cada vez que suena en mi cabeza empieza a perder sentido, el sonido inicial se deslava, se decolora y se desarma. Suena como decir "B" y después de decirla toser despacito. Si se le quitan las vocales suena horrible, si se le quitan las consonantes suena chistoso.

Además no me gusta que alguna mujer me diga mi nombre. Interrumpe mi vuelo divino junto a ella, me vuelve terrenal y mortal, me recuerda que para alguien mas que no sea yo, mi nombre es necesario para ubicar en los recuerdos. A mi me gusta recordar los amores pasados diciéndome cosas de enamorados, diciéndolas a mí y no a mi nombre, como si hubieran encontrado mi esencia y a ella le dijeran cuanto la aprecian. Y a esto hay que sumar que empieza mi nombre con una letra muda, simétrica y hasta cierto punto, amigable. Deja de sonar para que la siguiente letra se pueda escuchar, se deja ver pero no dice nada hasta que se le necesite. 

Tampoco es que rechace mi nombre, me gusta verlo escrito en papeles ajenos, me gusta buscar mi nombre en listas, reportes o documentos importantes, en ese caso se vuelve un placer lleno de morbo. Es como aprenderte un número al azar y encontrarlo en lugares insospechados, como volver a escucharte en voces ajenas. Como cuando pido comida por teléfono o un café, y cuando veo como escribieron mi nombre me da risa. Hacen tantas variaciones que me divierte, es como si hicieran un pequeño chiste involuntario con mi nombre.

Mi nombre no es un nombre feo. o eso considero yo. Sólo es difícil de tratar.